Anécdota
Teléfono
Todo ocurrió un domingo por la tarde, me
encontraba caminando por las calles de Zacatlán, acompañada de mis padres, nos
dirigíamos hacia una tienda para que mi padre pudiese comprar algunos objetos
que necesitaba para su trabajo.
Mientras caminábamos yo miraba hacia el cielo
para poder ver las nubes e imaginar que eran algunos animales u objetos y así
entretenerme, pero, el único problema era que no podía quedarme contemplando el
cielo, así que decidí tomar del brazo a mi madre para que ella me guiara y
pudiera seguir mirando las nubes.
Por algunos momentos enderezaba la cabeza para
ver por donde caminaba, pues mi cuello se cansaba y me empezaba a doler, esto lo
repetí varias veces pues pensaba que me tropezaría con algún escalón o que
chocaría con un transeúnte que fuera enfrente de mi, después de una largo
transitar comencé a tomar confianza y decidí avanzar sin ver hacia abajo y me
seguí apoyando en mi acompañante.
Por tres veces consecutivas tropecé con la
acera y empezaba a reír de mi torpeza, pues mi cuerpo se tambaleaba como una
gelatina, pero yo, no comprendí que en algún momento podía caer, y seguía
mirando hacia el cielo, aunque me empecé a cansar del cuello no enderece la
cabeza, no quería perderme el movimiento de las nubes.
Así camine por media cuadra hasta que el dolor
en el cuello se hizo ,mas eminente y, fue así como decidí bajar la cabeza y
“zas”, en el momento en el que me enderezo “pum” me estrello contra un
teléfono publico, fue tan duro el impacto que di como tres pasos hacia atrás, y
mi madre quien no se había percatado de lo acontecido me pregunto el por que la
había jalado, yo respondí que había chocado contra el teléfono ella al
escucharme decir eso de inmediato comenzó a reír.
La verdad me dolió mucho, pero, para no ser la
burla de la gente decidí reír con mi madre y seguir caminando.
Ahora cada vez que lo recuerdo solo empiezo a
reír.